Sudáfrica rompió todos los pronósticos previos a la final y demolió a Inglaterra por 32 a 12 para coronarse por tercera vez la historia como campeón del Mundial de rugby.
En Yokohama, Siya Kolisi, el primer capitán negro de la historia de los Springboks, levantó la Copa William Webb Ellis imitando a Francois Pienaar y Jon Smith, en 1995 y 2007, respectivamente.
Desde el arranque Sudáfrica sorprendió imponiendo condiciones en el contacto, generando un par de quiebres y dominando en el scrum ante un rival que perdió muy rápido al pilar derecho, Kyle Sinckler, por un golpe en la cabeza.
Una prueba del desconcierto inglés fueron dos intentos de salir jugando desde sus últimos metros y un par de infracciones que Handre Pollard remató a los palos. Como un intento se fue desviado y el otro no, los Springboks abrieron el marcador para ponerse 3 a 0.
La reacción inglesa llegó promediando la primera parte y el primer ataque con inercia de los británicos derivó en un par de lesionados en su rival (debieron salir De Jagger y Mbonambi) y en un penal de Owen Farrell que puso las cosas 3 a 3 a los 22′.
De salida hubo un insólito nocon inglés y el scrum de los Boks generó un nuevo penal que Pollard transformó en el 6 a 3.
La respuesta inglesa fue a fondo, con múltiples intentos de sus forwards y aunque la defensa sudafricana se plantó firme también cometió un penal que Farrell aprovechó para el 6 a 6.
De todas maneras, antes del cierre del primer tiempo, Pollard tuvo dos chances consecutivas a los palos y las aprovechó para establecer el 12 a 6 parcial que premió el mejor comienzo sudafricano.
Los cambios en ambos packs no alteraron la superioridad sudafricana en la segunda parte y Pollard estiró la diferencia (15-6) con otro penal en el comienzo del segundo tiempo.
Un buen empuje inglés en el scrum (formación dominada hasta allí por Sudáfrica) le permitió a Farrell descontar otra vez aunque luego el pateador inglés, ya a esa altura jugando de apertura, desperdició otro intento. De inmediato hubo un acierto por lado y el marcador, llegando a los 20′ finales, estaba 18 a 12.
Un penal de Pollard se quedó corto pero Sudáfrica seguía siendo el dominador estratégico del encuentro y encontró su premio en un gran try de Makazole Mapimpi que prácticamente sentenció el resultado (25-12).
Si algo le faltaba a los Springboks llegó unos minutos más tarde con el try de Cheslyn Kolbe que aseguró la tercera Copa del Mundo para los sudafricanos, un logro tan histórico como sorprendente si se tienen en cuenta como llegaban ambos equipos a la definición.